MAÑANA ES SEPTIEMBRE

 

 

Mañana es septiembre, los dedos de los pies me duelen de tanto meterlos en los zapatos de ir a la escuela.

Siento que un libro está de más en mi bulto de lonilla azul marina y no es el libro que tiene un dios con sombrero de triángulo y un manto como el que usaba Julio César.

Lo cierto es que mañana es septiembre y la maestra me espera con una sonrisa de buenos días, seguida de una lección interminable.

Me fastidia ese amor repetido en mi libro primario: mamá me ama, papá me ama, mamá me ama. Ese amor de página primera que retrasa mi llegada al patio de recreo con mis zapatos de huequitos en la punta.

Mañana es septiembre, un portón de peleas callejeras me recibe, soy yo, tela blanca con unas letras bordadas en mi bolsillo izquierdo.

Yo y mi sonrisa zángana a poca distancia de mi cabello

Aceitoso.

Yo y mi cuaderno Libertad, con un caballo de Bolívar encaramándose en un laurel romano.

Yo y mi futuro de sabio, porque llegaría a saber que Cristóbal Colón nació en Génova——-

Yo y mi porvenir de ignorante porque no me aprendería de memoria la historia del torito negro y el torito colorado.

Somos la maestra, septiembre y yo, entristecidos por los pizarrones negros y la ausencia de la lluvia.

Septiembre y yo sabemos que los trompos tienen más valor que la tabla de  multiplicar y que las páginas de los cuadernos se hicieron parra construir barcos de papel-

Mañana es septiembre, primero trataré de entender nuevamente lo de “Gloria al bravo pueblo”, yo, Vicente Salias y Juan José Landaeta.

Después veré un murciélago trastornándole la quietud a los pupitres

En uno de esos pupitres labraré un corazón y tu nombre con las hojillas que le sobraron a las barbas del abuelo: Tú, yo y el amor.

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